martes, 7 de diciembre de 2010

Cómo combatir la condensación I

Ya han llegado a España los días lluviosos y sobre todo el frío extremo: no está aquí el invierno, pero casi.

Las calefacciones ya están a tope y en muchas ocasiones, en demasiadas, los cristales de nuestras ventanas no paran de llorar (sobre todo si somos varios en casa). Eso es debido a un fenómeno llamado condensación que podríamos definir como el cambio de estado de la materia en la que ésta pasa de estado gaseoso a líquido. Así pues, el agua que aparece en los cristales de nuestras ventanas no viene de la calle, sino que es el vapor de agua ) del aire de la casa (debido a la respiración, el agua de grifos, etc.) que al estar en contacto con una superficie fría (punto de rocío) se condensa sobre ella.

Es esa superficie fría, a menor temperatura que el ambiente, la que alcanzará la temperatura de rocío produciéndose la condensación. El punto de rocío o temperatura de rocío depende de la temperatura ambiente y de la humedad relativa del aire.


La condensación es una de la enfermedades más frecuentes que puede padecer nuestro hogar, echando a perder muebles, favoreciendo la aparición y virulencia de dolencias respiratorias en niños, ancianos y mascotas.

Dentro de nuestra casa podríamos jugar con ambos factores: aumentando la temperatura (mediante el uso de la calefacción) y reduciendo el vapor de agua existente en el aire.

Hemos empleado el condicional, hemos dicho "podríamos" ya que en realidad con el factor temperatura poco podemos hacer. Si tenemos condensación en casa y no disponemos de calefacción, es muy probable que al instalarla remita; pero si la sufrimos con un sistema de calefacción instalada no sería lógico aumentar mucho la temperatura (y estar incómodos y elevar el consumo) sólo por eliminarla.

Así pues, para evitar el fenómeno de la condensación en nuestros hogares podemos hacer dos cosas: aislar convenientemente las ventanas con la instalación de contraventanas y/0 cristales de doble acristalamiento y ventanas con rotura de puente térmico; y reducir la humedad del ambiente.

Vayamos al primer punto. Si la superficie interior del cristal o del aluminio (o incluso de la pared) está fría la tacto, es muy probable que aparezca condensación. Esa sensación de frío al tacto imdica que la temperatura de esa superficie es mucho menor que la temperatura ambiente y con gran facilidad alcanzará el punto de rocío, depositando sobre dichas superficies pequeñas gotitas de agua. En un caso extremo, en que esa temperatura fuese de cero grados o incluso menor, se formarían pequeños cristales de hielo, lo que llamamos escarcha.

Así pues, hemos de evitar que las superficies internas de los cristales y del aluminio de las ventanas estén excesivamente frías. Para ello hemos de aislar suficientemente nuestra casa del exterior. Si los inviernos no son demasiado crudos con utilizar aluminio con rotura de puente térmico y cristales de doble acristalamiento será suficiente. En zonas de invierno extremo (en las que se produzcan heladas con regularidad) es muy conveniente la instalación de contraventanas.

Si lo que tenemos que aislar es una pared, habrá que colocar un doble tabique (de pladur, por ejemplo) o un friso de madera con material aislante.

Hagamos un pequeño resumen:
  • Si tenemos condensación sin tener instalada calefacción. Al instalarla podría remitir.
  • Si las ventanas está frías al tacto (con o sin calefacción), deberemos aislarlas: con contraventanas si en los inviernos se producen heladas muy frecuentemente, y si no, con doble acristalamiento y rotura de puente térmico.
  • Si la condensación la padecemos en una pared, instalaremos un doble tabique o un friso con aislante termico.
En el siguiente artículo hablaremos del segundo punto, de cómo eliminar la condensación reduciendo el vapor de agua del ambiente.